(Aviso, entrada MUY larga. Leer con tiempo suficiente)
Ahí lo podéis ver, el camino que seguimos 5 amigos y yo (3 en cada coche) el pasado viernes hasta Praga, capital de la República Checa. 3 horas según Google, y 2 según un alemán que conduce un BMW (verídico, llegamos a los 224 kilómetros por hora...).
Praga, en su historia ha sido capital del Reino de Bohemia y después de Checoslovaquia. (En 1993 se decidió pacíficamente la división de la República Checa y Eslovaquia). Actualmente es también la capital de la región de Bohemia (sí, de donde el cristal). Praga está situada en las orillas del río Moldava, tiene aproximadamente 1,2 millones de habitantes. Desde 1992 el casco histórico de la ciudad es Patrimonio de la Humanidad. Su belleza y patrimonio histórico la convierten en una de las veinte ciudades más visitadas del mundo, en el vigésimo puesto.
Curioso el tema de la moneda... Bueno, curioso no, es que es así... jaja. No usan euros (y ni lo planean...), usan las coronas checas. Un euro son 25,8 coronas y una corona son 4 céntimos (no existen los céntimos de corona...). Y así nos pasamos todo el finde, calculando!
El sábado por la mañana hicimos un tour en castellano gratis con un chico muy majo, Javi, al que le debemos un tour por Leipzig, jeje. Primera parada: El reloj astronómico de Praga, en la plaza principal. Sólo puedo decir una palabra: WOW.
Parecerá una tontería, pero se me ponían los pelos de punta oyendo las campanadas, y lo que nos contaba Javi sobre su historia: Lo construyó el maestro relojero Hanuš en 1410. Más tarde, los ediles pensaron: "Oye, ¿y si este tío nos traiciona, y construye otro igual en otra ciudad?" Siglo XV, ya os podéis imaginar lo que pasó, ¿no? Le dejaron ciego. Poco después de morir Hanuš, su ayudante subió al reloj y metió la mano, dejándolo paralizado, y perdiendo él el brazo. Tardaron 80 años en ponerlo en funcionamiento. Y a día de hoy, no lo tocan, ni siquiera para cambiar la hora en verano.
Cada hora de cada día entre las 9 de la mañana y las 9 de la noche, el reloj da las campanadas tal que así: La muerte, representada por el esqueleto a la derecha empieza a tirar de la campanilla, con lo que te recuerda que te queda una hora menos de vida, y todos los apóstoles (cada uno con algo característico en su mano; San Pedro lleva las llaves del cielo) pasan por las ventanitas al son de las 12 campanadas. A su vez, el vanidoso se mira en el espejo, el avariento mueve su bolsa y el lujurioso mueve la cabeza para mostrar que acecha siempre.
¡Y no sólo eso! También tiene los símbolos del horóscopo y un calendario con el santoral (365 nombres de santos, uno por cada día). Y vosotros diréis... "Vaya, pues todo esto no es para tanto..." Pero, en realidad, es para tanto teniendo en cuenta que se construyó en el 1410...
Este reloj se encuentra en el campanario en la llamada Plaza de la Ciudad Vieja. Como todo en Praga, la plaza: impresionante. Se pueden apreciar edificios de estilos arquitectónicos como el gótico o el barroco... Además, hay algo curioso, que es que a la derecha del campanario está lo que debería ser el ayuntamiento, pero este edificio está "cortado" a la mitad por una bomba de la Segunda Guerra Mundial.
Durante este tour en la mañana del sábado visitamos el barrio judío. Su nombre es obvio: era donde vivían los judíos en la antigüedad. Les "dejaban" vivir ahí porque era el peor barrio de toda Praga. Hoy en día es el mejor y más caro para vivir. Allí se encuentra el antiguo cementerio judío. Se estima que hay aproximadamente 12.000 tumbas visibles, en las cuales descansan más de 100.000 judíos. Esta es una foto de Google, porque la entrada a este cementerio y al museo costaba 10€, pero no nos daba tiempo a ver todo...
Aunque sí que tengo fotos del barrio judío en general:
Monumento a Franz Kafka
En el tour aprendimos todos una nueva palabra a la que dimos mucho uso: defenestrar. Significado: tirar por la ventana a alguien ('fenestra' es 'ventana' en latín). Javi nos explicó las cuatro Defenestraciones a lo largo de la historia de Praga, la primera en 1419, y la última en 1948 (tiene narices esta última, en pleno siglo XX...)
Por la tarde hicimos un tour por el Castillo de Praga (esto nos costó 10€, pero valió la pena totalmente). El castillo de Praga —que se puede ver desde cualquier punto de la ciudad, porque está en lo alto de una montaña— lleva en pie desde el siglo IX, y tiene más de 70 kilómetros cuadrados, lo que le convierte en el castillo antiguo más grande del mundo. Pero no penséis que es un castillito monónoto con 4 paredes... En él hay de todo: palacios, basílicas, iglesias, monumentos... El castillo es, en la foto de abajo, lo que abarca de derecha a izquierda.
Éstas son fotos de partes del castillo:
La catedral de San Vito, vista delantera
La catedral de San Vito, vista trasera
Vidrieras laterales de la catedral de San Vito
Frontal de la catedral de San Vito
San Juan de Nepomuceno tras la catedral de San Vito
Detrás del castillo se encuentra el callejón del oro. Con un montón de casitas de todos los colores. En esa calle, en el número 22 vivió el escritor Franz Kafka, y hoy en día es una librería. De verdad que se podía oler la historia en cada rincón de Praga...
"Aquí vivió Franz Kafka"
Después de este tour volvimos al barrio judío para entrar a una sinagoga (entrada: 2€) con una pequeña representación del museo, como dibujos o postales de los niños de algunos campos de concentración... Algunas cosas estaban escritas en Checo o en Polaco, pero otras estaban en alemán, y se podía entender perfectamente: "Hola tía. (...) A papá y a mamá se los llevaron a Auschwitz, y no van a volver. (...)" Sobrecogedor...
Esa misma tarde fuimos también a pasar por el puente de Carlos IV, el puende más grande de Praga y el segundo en toda la República Checa. Su construcción comenzó en 1357 y fue finalizada a principios del siglo XV. A lo largo del puente se encuentran más de 30 estatuas, en su mayor parte de estilo barroco. Entre las esculturas más notables, se cuentan las de San Luthgard, el Crucifijo y el Calvario y la de San Juan Nepomuceno. A partir de 1965, todas las estatuas fueron reemplazándose con réplicas, y las obras originales son exhibidas en el Museo Nacional. Dice la leyenda que si tocas las 5 estrellas de esta última, el santo te concede volver a Praga. Y por eso, yo sé que volveré. No se cuándo ni cómo, pero volveré seguro.
La verjita que indica el lugar exacto por donde tiraron a Juan de Nepomuceno
La entrada
(Esta última es de Google)
También visitamos una estatua de dos señores orinando sobre el mapa de la República Checa (si envías un mensaje —pero no descubrimos el número— escriben con el chorro lo que dice en el mensaje)
Y la calle más estrecha del mundo, con semáforo incluído:
El domingo por la mañana fuimos paseando por la orilla del río Moldava hasta llegar a la casa danzante. Este edificio fue diseñado por el gabinete de arquitectos de Frank Gehry (el del Guggenheim de Bilbao) y Vlado Milunic en 1997. ¿Que por qué se llama así? Fácil, por su semejanza con una pareja de bailarines. Y es también conocida como 'Ginger y Fred'.
Y ya está, ahora os dejo con fotos sueltas de vistas a la ciudad :)
Casa pintada a la mitad
Teatro nacional
Ópera de Praga
Réplica de la torre Eiffel en el monte Petrin (60 metros)
Sinagoga ""inspirada"" en la Alhambra
Ahora sí que sí, espero que os haya gustado esta visita virtual a Praga tanto como a mí la visita física, que es que me ha encantado, más que a mi madre Galicia... jaja. Todo perfecto, el tiempo, la companía... Repetible 100%.